Exposición número 108, curada por Nancy Rojas, que reúne más de 180 piezas, cinco pisos del panorama artístico de Argentina 2019 y del arte contemporáneo. El Salón Nacional de las Artes Visuales es un concurso federal que el Estado realiza de manera ininterrumpida desde 1911. Hasta enero 2020 estará expuesta en la Casa del Bicentenario de Buenos Aires.
Un poco de historia del Salón Nacional de las Artes en Argentina
La inauguración del primer Salón Nacional, el 20 de septiembre de 1911, marcó un antes y un después en el desarrollo de las artes visuales:
Lino Enea Spilimbergo.
Ernesto de la Cárcova.
Guillermo Butler.
Raquel Forner (ver mi nota sobre la artista argentina).
Raúl Soldi.
Antonio Berni.
Luis Seoane.
Fueron algunos de los ganadores que se posicionaron gracias a los concursos nacionales. El Salón fue “concebido con la expresa voluntad de generar un ambiente artístico y de promover la formación de artistas y espectadores” y “se convirtió en un lugar de referencia, en un espacio de consagración y legitimación”. La práctica de los Salones tiene sus orígenes en la París del siglo XVIII, de la mano de la Academia de Bellas Artes. Ahí fue cuando y donde varias figuras del mundo del arte hicieron su aparición: críticos, marchantes, conocedores y coleccionistas, entre otros. Cuando esta tipología de exposición llegó a la Argentina, fue elegido el Palais de Glace como sede para la inauguración del primer Salón en 1911.
La 108° edición (2019) del Salón Nacional de Artes Visuales
El jurado ha sido compuesto por: Omar Panosetti, Alicia Romero, Teresa Ricciardi, Nancy Rojas, Florencia Salas, Marcelo Pelissier y Matilde Marín.
Otorgaron los tres primeros premios adquisición de Presidencia de la Nación y los premios y menciones por categoría, 17 en total. Con esta nota, quiero destacar algunas de las obras que para mí han sido las más interesante, sea desde el punto de vista de profundización de la temática elegida que para la técnica empleada.
Juan Sorrentino, Derrumbe (2019). Instalación y medios alternativos, primer premio
Vibraciones sonoras que no se pueden escuchar
Una instalación que habla por sí misma, un gran muro hecho de madera y cemento, arena y otros materiales que, gracias a un sistema de parlantes y un amplificador, se descascara y se derrumba. Significativa la representación de la inestabilidad de las cosas, la presencia del silencio y de las vibraciones sonoras que no se pueden escuchar y que están ahí, existen.
Eugenia Mendoza, "Textil". Viga doble T tejida
Técnicas y fibras del Delta del Paraná
Un elemento arquitectónico básico elaborado con técnicas y fibras del Delta del Paraná. Una resistente viga doble T tejida contrasta con el blanco de la pared, en búsqueda de oficios olvidados y saberes tradicionales del lugar de origen de la artista.
Jorge Sarsale, pintura Sin título de la serie Oblivion (2018)
La geometría de las formas circulares
Un cuadro simple y al mismo tiempo complejo en su creación de efectos ópticos sobre la tela, barniz acrílico, papel y bastidor. La geometría de las formas circulares cambia y se transforma desde arriba hacía abajo.
Diego Alberti, "La respuesta de los dioses" (2018)
Una microcomputadora, un Site Specific
En tapiz digital, 2028 leds soldados a mano con alambre de cobre y estaño. Una obra cinética y el resultado que se ve cambia permanentemente gracias a una microcomputadora, un Site Specific. Instalación y medios alternativos. Una comunicación con el observador a través de luces que cambian de forma y trasmiten mensajes escondidos.
Diego Alberti, "La respuesta de los dioses" (2018)
Ariel Mora, instalación Sin Título (2017)
Cintas refractarias reflejan la luz del flash de tu celular
Una instalación que te permite interactuar con ella. Una serie de cintas refractarias reflejan la luz del flash de tu celular. El efecto es una imagen fluorescente que nace de la oscuridad de un entorno que ya no se ve. La única cosa que queda es la obra.
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